FPV
Hace años vi un vídeo grabado por un dron en un pueblecito perdido y encantador del mundo, las imágenes parecían captadas por un pájaro, y esa sensación, ese super poder de volar, me pareció que podía ser real más allá de mis sueños lúcidos.
Todavía no sabía nada de drones, pero supe que algún día, yo volaría de esa manera.
El camino fue un poco más lento de lo que había imaginado, ya que, carente en ese momento de todo conocimiento sobre drones, al comprar mi primera aeronave, en seguida me di cuenta de las posibilidades de un dron estabilizado, así como de sus limitaciones.
Según la normativa, y para la seguridad de las operaciones, estos drones deben operarse a la vista del piloto, y de hecho, volarlo de otra manera no tiene mucho sentido realmente, ya que, dado su diseño y aerodinámica, los drones convencionales, como los modelos estabilizados, están pensados para ser operados en un rango de visibilidad directa, pues su estabilidad y capacidad de respuesta dependen en gran medida de las condiciones de vuelo y de la interacción constante entre el piloto y la aeronave.
Comprendí que debía pasar de nivel y hacerme con un dron FPV, pero han tenido que pasar varios años para que llegase ese momento, entre pitos y flautas, mi trabajo como Dj y
promotora de eventos, así como mi trabajo como piloto de dron estabilizado, y diversos acontecimientos en mi vida, no fue hasta este pasado mes de diciembre de 2024 que dije, ya está, me lo compro.
Y que gran decisión, si bien es cierto que llevaba tiempo estudiando un máster sobre el tema, incluyendo Betaflight, pensando que debía aprender a construir mi propio dron FPV, también viendo videos en Youtube y leyendo libros sobre el tema, finalmente desistí de esa labor, “no
me da la vida”, pensé en un momento dado, al ver la complejidad que conlleva construir un dron, entre la compra de material, desde baterías a chasis, trasmisores, gafas, receptores y mucho más, además de las herramientas, destornilladores y llaves, soldador, termoencogible, en fin, una locura, así que decidí para empezar comprarme el BetaFPV Cetus FPV Kit, con cuyo mando también podía hacer prácticas en el simulador de Steam con el juego FPV Freerider y algún otro, y después de practicar en casa y hacerme con la sensación de volar en primera persona, decidí finalmente dar el paso y comprarme por fin el nuevo DJ AVATA 2.
Que gran decisión. Tardía si, pero grande.
Con este dron, por fin puedo sentir lo que es volar como un pájaro. La sensación es indescriptible: al ponerme las gafas FPV, todo se transforma. El dron y yo nos convertimos en una extensión el uno del otro. El horizonte se despliega ante mí, y mis movimientos se sincronizan con el vuelo de manera mucho más natural de lo que nunca había llegado a imaginar.
La experiencia se siente casi mágica.
Por fin, con el FPV, puedo cumplir ese sueño de volar como un pájaro, llevando la creatividad y la visión en mis proyectos a un nivel completamente nuevo.
Ahora solo me queda seguir practicando y subiendo de nivel.
