STORY TELLING

Es la primera vez que escribo sobre esto, o lo cuento así, por internet quiero decir, pero es  necesario para que entendáis, porque este apartado de Stoy telling en mi pagina web de piloto  de dron. 

Y voy a empezar por el principio, intentando resumir al máximo toda una vida como narradora  consciente e inconsciente. 

A los ocho años escuché una historia terrible que había acontecido a un chaval de mi barrio; la  cuestión es que tuvo un accidente de moto, tras el cual se levantó, pensando que estaba ileso,  probablemente sumido en el shock tras el potente torrente de adrenalina, y al quitarse el  casco, cayó al suelo, y tristemente ese acto le quitó la vida. 

Aprendí, junto a otros tantos niños de mi edad, que jamás había que quitarse el casco tras un  accidente de moto. 

Sé que es una historia muy dura y triste, y siento haberte conmovido, pero necesito contarte  que esa niña nacida en el año 81, tuvo que escribir dicha historia, como si se tratara de un  relato donde describía no solo los hechos para trasmitir la moraleja, sino que incluía aspectos  de la vida de aquel chaval que yo misma imaginé y acoplé al texto, para que no fuera un  desconocido y la historia calara mucho más profundo en los futuros lectores; tantas veces  como pude la dupliqué de mi puño y letra para repartirla entre todos aquellos niños y niñas  que pensaba que no estaban informados al respecto. 

Con solo 9 años gané un concurso de redacción. Nada relevante, un premio de poco valor a  nivel material, pero a mí me impulsó a pensar que aquello no se me daba tan mal. 

Otra anécdota hace referencia a mi “salida del armario”, que, en el año 95 no era un asunto  muy común para una niña de catorce años. Fue a través de una carta que escribí a una de mis  hermanas, contándole cómo había callado ese sentimiento desde que podía recordar que era  cierto.  

Ahora, en un posible ecuador de mi vida, soy completamente consciente de que la narrativa  forma parte de mí de manera intrínseca e insoslayable.  

Siempre me encantó leer, y nunca he dejado de hacerlo.  

Del mismo modo, nunca he dejado de escribir, tanto libretas que son mis cuadernos de  bitácora, como novelas que solo me enseñaron a descifrar “cómo no escribir una novela” a  tener compuestas, y finalizadas a día de hoy, cinco novelas infantiles, que ya considero más que  legibles a la par que didácticas, así como varios ensayos, guiones de cine, cientos de relatos,  decenas de canciones, y puede que miles de poemas y otros cientos de microrrelatos.  

No exagero, soy prolífica a nivel obras literarias, ya sean valiosas o no, sin duda son cuantiosas.  

Escribir es un acto que hago a diario, casi inconscientemente, como si fuera una necesidad  fisiológica para que mi mente pueda transitar en esta dimensión, así como mis pulmones  necesitan aire para respirar en este mundo.

¿Y por qué te cuento esto? -Tal vez te estés cuestionando… 

Pues precisamente porque este es mi idioma, porque todo lo que me acontece o aconteció se  me traduce de manera automática en textos, pequeñas crónicas, guiones, y esta facilidad con  la que me nace es la que me ayuda a transformar la idea de un proyecto en una pequeña  historia, la tuya, aquella que, con las imágenes de mis drones, mi super Samsung Galaxy 24  Ultra y la unión de nuestras imaginaciones, te puedo ayudar a contar. 

Han pasado los años, y mi mente se ha ido adaptando a los nuevos tiempos, y de alguna  manera, esa narrativa ha ido curtiéndose en enlazar las ideas en vídeos, no carentes de  contenido e historia, sino siempre fieles a conectar con algo más trascendente que el simple  hecho de vender un producto, mi objetivo y mi apuesta segura es conectar con las emociones a  través de una Story Telling.  

Y para muestra un botón, por último, contaros que como proyecto de una de las asignaturas de  unos estudios cursados en 2019 (Agente de Viajes y Gestión de Eventos), había que “vender”  una zona turística a través de un pequeño cortometraje. 

Yo no tuve ninguna duda, dada mi pasión por Alicante, elegí su Casco Antiguo, escribí un  pequeño guion, pedí ayuda a un amigo videógrafo, Joan del Monte, me puse mi traje de actriz  como buen Juan Palomo que soy y polifacética, (cabe aquí decir, que también cursé estudios de  Interpretación en capítulos anteriores de mi vida, 2000-2003) y conté con un reparto de  actores muy especial para mí, mis padres.  

Este fue el resultado. Espero que os guste.